ROMANCE DE UN CERDO.
Érase una vez un cerdo que un jabalí parecía porque sin piedad alguna a todo el mundo embestía. Nadie osaba reducirlo porque miedo le tenían ya que el puerco amenazaba atacar si alguien lo hacía. Capeaba a sus anchas las advertencias vecinas: “Deja ya de hacer más daño… destruye armas cochinas que tu eres una amenaza para los que paz aspiran”. Así un año y otro año todos juntos le pedían. Aunque ha pasado una década él del mundo se reía… Se encerraba en porqueras cubiertas de piedras finas viviendo con todo lujo allegados y familia. El resto no le importaba si miseria padecía. Mataba a quien le estorbaba y al que no le obedecía. Los granjeros de otras tierras preocupados se reunían, mas no poníanse de acuerdo la aptitud que tomarían. ¿Por qué no estaban de acuerdo? Más paciencia aún pedían… Sobre todo unos granjeros mirando su economía: “Si matamos a este cerdo - algunos de ellos decían - nuestro negocio irá al traste… ¡Oh mon Dieu..! eso no harían”. Si matamos a ese guarro - otros también repetían - Nuestro terrorismo cruel con ello se acabaría. ¿Y esos pozos de petróleos? - también otros pensarían - con ese tirano al mando sin ellos nos dejarían. Unos y otros estaban a lo que les convenían. ¿No pensaban que una guerra es cruel y una ignominia?. El puerco sí era un peligro Sus acoses se temían porque escondía en sus porqueras química arma asesina. Un ultimátum le dieron viendo que caso no hacía: “Que se fuera por sí solo… Que su granja sufriría. Que ha cambiado la tierra y no admite tiranía”. La respuesta del tirano era que no se rendía y quien estuviese en contra sin piedad lo mataría. ¡Que problema y cuantas dudas…! Si una solo se oponía de aquellas granjas unidas ¿Ya nada hacer se podría? ¿Había que dejar al guarro haciendo lo que quería? ¡Pobre granja condenada a la eterna tiranía…! El dueño de la gran granja Dijo no consentiría… Que ya se le acabó el plazo… Que se fuera… o atacaría. Un pimiento le importó al jabalí homicida ya había masacrado a miles de su granja dolorida. No importaba su piara ni lo que así sufriría. La confusión se creó entre las granjas vecinas ¿Quién sería responsable de la cruel guerra porcina? Dudaban del interés que al atacante movía… Lo único cierto era que aquél jabalí sería culpable con su soberbia de la masacre ocurrida. Era una guerra entre cerdos que los demás no entendían y se sentían impotentes ante esa guerra cochina. ¿Cómo terminará este cuento? ¿Vencerá la tiranía? ¿Es lícito el medio usado? ¿Quién la justicia tendría?
¡POBRE PIARA INOCENTE, VICTIMA DE TANTA INSIDIA…! ******************************* MARISÚ 27 / 03 / 03
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