( Para mi pequeña nieta MAR )

 

LA ESTRELLA DE MAR Y EL MARINO

Quiero contarte hoy un cuento,

mi pequeña nieta MAR,

y que cuando seas grande,

tú me puedas recordar.

 

Era una vez un marino,

que tenía un gran velero,

con unas velas muy blancas

y el casco color del cielo.

Cuando el día amanecía,

y el sol estaba en lo alto,

él era el que más brillaba

en medio de aquellos barcos.

 

Orgulloso su patrón,

lo sacaba a navegar

y nadie osaba igualarlo,

cuando cruzaba la mar.

 

Pero iba triste y solo,

con nadie quería hablar...

Se había vuelto, hosco... huraño...

Era feliz, en la mar.

 

No tenía mujer ni hijos,

ni una linda nietecita,

que lo llenara de besos,

sentada entre sus rodillas.

 

Cuando el sol ya se escondía,

en las noches podía ver,

las estrellas y la luna,

y algún cometa también.

 

Una noche en la que estaba,

tumbado sobre cubierta,

escuchó un ruido extraño...

¿Es alguien que se lamenta?.

 

Se situó a babor

escuchando muy atento,

por si equivocado estaba

y fuese su amigo el viento.

 

Mas los gemidos seguían...

¿Quizás venían de dentro?

Y bajando al camarote,

su frente estaba frunciendo.

 

No se podía creer,

lo que sus ojos veían...

Era una "estrella de mar",

que lo miró compungida.

¿Cómo has llegado hasta aquí?

 El mar, ¿no es tu morada

entre arrecifes, corales

y los peces que allí nadan?.

 

Es que abajo no fui buena...

( La estrella le contestó )

y ya no podré volver,

hasta hacer buena una acción.

 

Al verte tan solitario,

pensé que triste estarías,

y me he subido hasta aquí,

para hacerte compañía.

 

Te contaré historias bellas,

de la vida bajo el mar

y pronto estarás contento,

oyéndomelas narrar.

 

Si consigo verte alegre,

el hada del mar vendrá,

y viendo mi buena acción,

me devolverá a la mar.

 

Sonrió el buen marino,

oyendo lo que decía,

porque quiso saber siempre,

lo que en el fondo ocurría.

 

A ver... cuéntame primero...

¿Cómo es el fondo del mar?

¿Es verdad que hay mil colores?

¿Hay allí felicidad?

 

Su fondo es indescriptible,

desde el rojo del coral,

al blanco nácar de conchas,

y verdes algas sin par.

 

En arrecifes oscuros,

sobresalen los colores,

de miles de peces bellos,

que dentro de ellos se esconden.

 

Pero te voy a contar,

una historia que pasó,

de una sirenita hermosa,

y de un apuesto patrón.

 

Éste era un marinero,

que como tú, tenía un barco,

y siempre salía al mar,

igual que tú navegando.

 

Por las noches vigilaba...

La tripulación dormía...

El timón con rumbo fijo,

y miraba hacia arriba.

 

También a él le gustaba,

contemplar a los luceros,

tumbándose en la cubierta,

mirando aquel bello cielo.

 

Pensaba en el día a día...

Su trabajo siempre igual.

Se sentía agotado

y quería descansar.

 

Mas, de pronto un canto hermoso,

en sus oídos sonó

corrió y se asomó a la proa,

para escuchar esa voz.

 

¿Quién eres que así me cantas?

¿Hay ángeles en la mar?

¡Esos cantos celestiales,

nadie los puede igualar!.

 

Soy una sirena hermosa,

de cabellos como el oro

y la cola plateada,

pero estoy muy triste y lloro.

 

Compasivo el buen patrón,

le propuso a la sirena,

subirla hasta su velero,

para quitarle su pena.

 

Yo no me puedo subir,

porque el hada de la mar,

no me dejará salir,

para irme a navegar.

 

Yo te ayudaré a bajar,

¡Vente conmigo allá dentro!

que te seguiré cantando,

bellas melodías y cuentos.

 

A lo profundo del mar,

con la sirena se fue,

atraído por su canta,

tan dulce como la miel.

 

La "estrella de mar", callada,

pensativa se quedó...

El marino la animaba,

a contar lo que pasó.

 

¿No sabes que las sirenas,

( continuaba muy seria )

cuando pasan los veleros,

son engañosas... perversas?

 

Lindas canciones entonan,

para al marino atraer

y lo llevan hacia el fondo,

para nunca más volver.

 

Las ampara un hada mala,

que en negra cueva se esconde,

para que los grandes peces,

no la cojan y devoren.

 

De lo que allá abajo ocurre,

esa, es una historia triste...

Mas, también  las hay alegres,

donde todos son felices.

 

Y... así día tras días,

al patrón acompañaba...

Él estaba muy feliz,

cuando historias le contaba.

 

Ya no se sentía solo...

Ya no era triste y gruñón,

porque la "estrella de mar"

le cambió su corazón.

 

Pero una noche de luna,

su hadita del mar llegó,

y besó a la linda estrella,

por aquella buena acción.

 

Ya puedes volver (le dijo),

tu misión cumpliste ya,

jugarás con caracolas,

y caballitos de mar.

 

Ahora ya no podré irme...

¡No quiero volver allá!

Se moriría mi amigo,

sin historias escuchar.

 

Ya no sabría estar solo...

¡Yo no lo quiero dejar!

También me cuenta relatos,

que le han pasado en el mar.

 

La estrellita suplicaba...

Suplicaba sin parar...

Su premio, sería quedarse

y en el velero bogar.

 

Mi hadita buena del mar...

Pon sobre mí tu varita...

Conviérteme en una niña,

alegre rubia y bonita!.

 

Quiero quedarme con él,

para que sea mi abuelo...

sentarme entre sus rodillas,

y poder darle mis besos.

 

El marino de emoción,

las lágrimas le corrían,

cuando con ternura vio,

que una nieta ya tenía.

Feliz el abuelo y nieta,

navegaban sin parar...

¿Sabes como la llamó?

La llamó, como tú... MAR

 

Cuando ya seas mayor,

quiero que este cuento leas,

que con cariño escribió,

para su niña, la abuela.

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MARISÚ