HALLOWEEN

 

         _ ¡ Despierta, Keka! Despierta... ¿Qué está pasando?

 

Keka y Mar dormían en la misma habitación. Esa noche decidieron pasarla juntas y sus padres accedieron, pero no quisieron quedarse en la casa grande, sino en el jardín, en aquella preciosa cabaña que le habían regalado a Mar hacía unos días y en la que pasaban ratos maravillosos jugando dentro. Era tan grande que parecía de las de verdad. Tenía además de un pequeñísimo cuarto de baño, una habitación donde sólo había un sofá-cama, el cesto de sus juguetes y dos cojines para Tao y Nala.

                         Sus padres se quedaban 

tranquilos... Los dos enormes perros eran los fieles guardianes de Mar. Jamás se separaban de ella. Nadie osaría molestarlas sin enfrentarse antes con ellos. Sólo había que ver u oír a los Boxers para que ningún extraño se acercarse a la cabañita.

          _Mar... ¿Por qué gritas así? ¿Qué es lo que sucede? _despertó sobresaltada Keka.

      _ ¿No te das cuenta? ¿No sientes como se mueve la casa?

Las dos amiguitas dieron un salto de la cama y rápidamente se fueron a la ventana.

Los perros parecían no enterarse de nada... Seguían durmiendo como si alguien misteriosamente les hubiese aplicado un somnífero.

                               _

     _Oh, la casa está volando _ dijo, casi sin voz, Mar, presa de miedo.

     _Y... ¿Quiénes son ésas que vuelan alrededor?

     _ ¡Mira... mira...! Aquella nos sonríe y se acerca hacia aquí.

      _ Hola mis queridas niñas... _ les dijo una de las brujitas que iba vestida de color blanco y con la escoba dorada _ No tengáis miedo. Esta madrugada, treinta y uno de Octubre, es nuestra gran fiesta. Celebramos "Halloween" (La noche de brujas) y visitamos a todas las niñas que han sido buenas durante el año para concederles un deseo... y una vez os oí decir que queríais volar...

     _ ¿Cómo nos oíste decir eso? Es verdad que lo hemos repetido muchas veces, pero nadie nos escuchaba.

     _ Somos brujas buenas y nos parecemos a las hadas. Siempre estamos al lado de aquellas niñas que se portan bien en el "cole" y ayudan a mamá en casa.

         _Pero... ¿Por qué estamos tan alto? Casi alcanzamos las estrellas. ¡Que chuli! ¿Verdad Keka?

      _ Mira, Mar... viene otra hacia acá. _Dijo Keka asombrada.

      _Sí... Es una de mis hermanas... Yo soy la jefa y ella es la segunda entre todas las brujas, por eso tiene la escoba plateada.

      _ ¿De veras que nos hará volar? _ Preguntó incrédula Mar.

      _ ¿Pero, iremos solas? ¡Tengo miedo! ¿Y si nos caemos? Estamos muy alto... ¡Yo no salgo de la cabaña...! _ Dijo Keka con gesto enfadado volviéndose de espalda.

      _ No, Keka... Mar vendrá conmigo y tú irás con mi hermana, "Cielo-plata"

      _ ¿Cómo te llamas tú? _ Preguntó Mar sonriéndole ya mas confiada. 

                _          

         _Yo me llamo "Cielo-oro. Por eso llevamos distintas escobas. Mirad alrededor... ¿Veis cómo las demás son de colores variados? Si se juntan todas, forman ese arco-iris que aparece y ríe gozoso cuando las nubes lloran y el sol sale a consolarlas. ¿No lo habéis visto? Ese arco multicolor son mis brujitas disfrazadas... _ Sonrió "Cielo-oro".

        _Vamos... Subid en nuestras escobas y agarraos bien. _ Les decía mientras las dos brujas se volvían de espalda de tal forma que la cola de la escoba entrase por la ventana a la altura de las niñas.

        _Tú primero, Mar... Nosotras iremos delante y cielo-plata nos seguirá con Keka.

        _¿Y Tao y Nala? _ le dijo Mar mirando a los perros que dormían plácidamente.

       _No te preocupes por ellos. Les estamos haciendo soñar que juegan con vosotras a la pelota y que les dais trocitos de galletas de las que coméis. No nos oyen y no se despertarán hasta que volvamos.

Se subieron a las escobas agarrándose fuertemente; Mar, a "Cielo-oro" y Keka, a Cielo-plata.

                                No salían de su asombro y miraban con ojos muy abiertos a aquellas estrellas brillantes que les guiñaban a su paso.

La luna también les sonreía y las inundaba con sus reflejos haciendo que sus siluetas se divisasen desde todas partes.

            _Cielo-oro... ¿No te puedes poner al lado de Keka para que vayamos charlando?

            _Claro que si... _le dijo mientras tocaba un botón en su escoba con lo que automáticamente voló mas despacio.

         _ Kekaaaaaaaa ¿Me oyes?

         _ Siiiiiiiiiiii ... y esto es "Guay"

         _ ¿Sabes adónde nos llevan?

         _ Me ha dicho "Cielo-oro" que, si queremos, podemos ir a ver la ciudad de las brujas, y le he dicho que sí.

         _ ¿Dónde está? ¿Muy lejos?

         _ Está allá por donde el sol se esconde y nace la noche; –Le contestó la brujita jefa_ pero recuerden que no deben de alejarse de nosotras, porque allí también habitan las brujas malas... Las conoceréis porque van vestidas de negro y en las puertas de sus casas, siempre hay murciélagos y lechuzas que asustan a los niños.

         _ Mejor no vamos... _ Contestó asustada Keka.

                _Tampoco quiero ir yo... Prefiero que nos lleven al "bosque encantado" donde los árboles cantan a la vez que los ruiseñores; en donde las mariposas son tan grandes como las gaviotas y

las florecillas del bosque están bailando siempre.      

     _!Eso... eso...!

      Keka y Mar estaban felices. Cuando llegaron, se bajaron de las escobas mientras reían y cantaban a la vez que los árboles. Jugaban con las mariposas y corrieron por un camino hasta llegar a un río que bajaba de una montaña, danzando al compás de la canción que entonaba los sauces que estaban en su orilla. Asombradas, contemplaron como sus aguas eran de color plateado y que, al asomarse, reflejaban sus imágenes resplandecientes como si ellas mismas fuesen trocitos de luna.

    De pronto se oyeron en todo el bosque sonidos de campanas y trompetas y una voz, como un estruendo, repetía que callasen los árboles y ruiseñores, que el río dejase de correr y las florecillas interrumpieran su baile.       

En ese momento se hizo un gran silencio y la luz brillante que envolvía el bosque se fue apagando.

A Mar y a Keka no les dio tiempo de asustarse porque enseguida aparecieron a su lado "Cielo-oro" y "Cielo-plata" invitándolas a subir a sus escobas.

      _Lo sentimos... Tenemos que volver a casa. Pronto va a amanecer y la noche de "Halloween" está llegando a su fin. Os tenemos que llevar antes de que empiece a asomarse el sol. Si lo hacemos cuando sus rayos anuncien el día, las brujas malas os pueden hacer daño. No soportan a las niñas buenas.

      _Volveréis a visitarnos alguna vez? _ preguntó Mar.

      _Siempre estamos cerca mientras seáis buenas... Y, ahora sujetaos bien a la escoba que pronto se despertarán Tao y Nala y se asustarán de no veros en la cama.

     _¡Qué pena...! Exclamaron a la vez las dos pequeñas.

     _¿Cómo sabremos que estáis cerca?

             _Sólo tenéis que mirar hacia la luna. Nosotras siempre estamos a su alrededor y cuando os veamos mirar hacia arriba, buscándonos, le haremos cosquillas y su cara sonreirá; entonces sabréis que estamos a vuestro lado. Pero no olvidéis que sólo si sois buenas nos veréis el año que viene, la "noche de brujas".

                           

En caso contrario, serán las brujas malas, vestidas de negro, las que vendrán a hacer sus maldades.

Un sueño profundo hizo que Keka y Mar cerraran los ojos...

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       _¿Qué ha pasado? ¿He soñado... o has vivido lo mismo que yo?

       _No sé... pero... mira en la ventana... Hay dos escobitas pequeñas. Una es de color de oro y la otra color de plata. ¿Qué dice ese papel enrollado en ellas?

Los perros movían el rabo, y Mar y Keka se acercaron a leer:

No olvidéis queridas niñas

que ser buenas, ayudar

y ser obedientes siempre,

os dará felicidad.

                Mientras, el sol sonreía y dejaba entrar 

sus rayos por la ventana de la cabaña, que, nuevamente, se había posado en el jardín.

Esto fue lo que les ocurrió a Mar y Keka la noche de HALLOWEEN... La noche en que las brujas salen de su país y visitan a los niños.

 

FIN

   

Autora: Mª Jesús Rguez. Barberá

Madrugada del 02-11 (Noche de brujas