CARTA A UN VELERO, DE SU PATRÓN

 

Mi querido velero:

En tu última carta me reprochabas que te tenía olvidado... Nada mas lejos de eso. Tus grandes velas blancas son como gaviotas gigantes impulsadas por el viento que sobrevuelan la mar. Y, ¿cómo no pensar en el mar si lo tengo siempre presente? Por eso es imposible olvidarte... Cada vez que cierro los ojos y lo veo, imagino tu silueta navegando sobre sus olas.

¿Basta unos días sin verte para que creas que algo ha cambiado? Tranquilízate que todo sigue igual... Deja que pasen estas nubes que hacen que la mar esté agitada y turbulenta. Piensa que si te hago salir del puerto, pueden sufrir daños tus velas, tu timón puede romperse y tu casco estaría en peligro; por eso no quiero sacarte de tu refugio seguro y exponerte a las inclemencias de este traicionero tiempo que a mí me tiene inmerso en este estado de depresión e inercia. Mientras, recuerdas los momentos felices y ten la seguridad de que nuevamente se harán realidad otra vez.

Volveré cualquier día a tu lado cuando el sol luzca sobre el mar y el huracanado viento se convierta en suave brisa que empuje tus alas con ternura y, a la vez, arrastre esas nubes que se deslizan en el cielo silenciosamente.

Mientras, no dejes que tu timón se anquilose y cuida de que a tu casco no se le peguen escaramujos. Mantén tus cabos sin nudos, tus winches brillantes, el tambucho abierto para que entre el aire a tu interior y despliega tus velas para que el astro rey, si se asoma en algún momento, las acaricie con sus rayos y así, el día que volvamos a navegar, todos puedan admirar al velero más hermoso del puerto con su patrón en la popa agarrando con firmeza el timón para cruzar los mares y navegar sin rumbo, hasta anclar en una isla desierta donde la rodee un mar que siempre esté en calma y no nos amenace tempestades que puedan separarnos.

Sé que todo cambiará, que volverá la calma a nuestro mar, que el sol nuevamente calentará y quitará las humedades producidas por el llanto de esas nubes negras y traicioneras que hacen que me mantenga alejado de ti y me obligan a tenerte anclado en el puerto.

No lo olvide, mi querido velero... Aunque no me veas ni me oigas, durante algunos días, siempre estoy a tu lado.

Jamás te dejaré varado y pronto te sacaré a navegar 

Te quiere

                Tu patrón